Una mañana tarde intentado comer (estúpido el nombre, lo sé)

Decidí después de muchos antojos decirle al Nico que iría a comer pan. Me levanté de la silla y miré una bolsa vacía sobre la mesa y luego la otra pero no perdí la esperanza que habría en el mueble de la cocina (hay 7 minipuertas que cada una esconde tres espacios para guardar cosas, hay una minipuerta sólo esconde dos repisas y hay 2 minipuertas que abren al mismo ambiente pero una puerta muestra dos repisas y la otra un espacio abierto totalmente) y me llevo la sorpresa de una alacena vacía. Volví a mirar las bolsas sobre la mesa y las toque para asegurarme, aún mirándolas y viendo que no había nada. Abrí el refrigerador y encontré un poco de 'tarallines pegaos' (literalmente) y decidí hacerlos como se los comen o comían el Pablo y el Cristián. Les lloví orégano y cuando busque la mantequilla o margarina (cualquiera sirve) me doi cuenta que NO HAY! Entonces recordé que había queso y de una de las 3 repisas escondidas tras una de las 10 minipuertas saqué un pedazo de queso, que mientras lo cortaba y lo ponía sobre los fideos, pensaba "esto no va a resultar, no se va a derretir". Lo puse sobre la pasta y no quise abrir una salsa de tomate y mejor recurrí al ketchup. Lo metí al microondas y al minuto que los saqué, chillaban de lo caliente que estaban los pobrecitos. Me serví un poco de Coca-Cola y tenía sabor raro, pero eso era consecuencia del óleo morado que antes, entre medio de esos antojos decidí probar y ahora el Ale y yo creemos que me voy a intoxicar, pero es bueno probar de todo, no? Al final los fideos saben extraño y después saben muy bien pero ahora mejor comeré papas fritas, esas que vienen en un tarro que no sé porque mi mamá compra si a casi nadie le gustan.

Al final, creo que la Silvana se reíra si lee esto y a ella y a la Julia las veo leyendolo completo y quizás el Ale también. También creo que es hora de ir al supermercado.