jueves, 15 de julio de 2010

Mira la pared.
Intenta dormir.
Sigue la luz con los ojos cerrados.
Mejor no voltees donde te lleva.
Abre los ojos.
Luz naranja pero celeste.
Hay un pájaro frente al foco. (¿Qué hace hay una lechuza?)
Reza, reza porque sabes que tienes miedo.
Te cortas.
Hay un ruido, mucho ruido. Se abre paso hacia ti.
De la nada ya no te mueves
cuando viene y se apoya a la orilla de tu cama.
Gritas pero tu maldito cuerpo no se
i n m u t A.
De pronto sale la voz pero no es suficiente cuando llamas a mamá.
Te mueves y lloras.
Los perros lo ven, lo perciben todo.
Lloras y ruegas que alguien se despierte.
Epifanias, flashback, recuerdas las luces.
Lloras sin voltearte aún.
Abraza fuerte a tu perro que sólo lame tus lágrimas.
Despierta papá y te atreves a mirar.
Las piernas cansadas como si corrieras kilometros.
Sueño, sueño...
Pero ya NO quieres dormir.
¿Y si pasa otra vez?
Ella te entiende pero tiene que ir tras su sueño. No la despiertes.

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