viernes, 21 de septiembre de 2012

Alejandro Ignacio

Tengo la obsesión de acariciarte
Sentirte y besar te.
Me aprietas fuerte las manos
Tu piel sobre mi espalda.
Tu delicadeza transgredida por mi brutalidad.
Sigue besándome lento, como nunca lo hacemos.
Tus ojos se convierten en el único campo estrellado de por aquí.
Si me muerdes el cuello-- no sé sí alguna vez quiero dejarlo desaparecer.
Tengo ganas de escuchar tus placeres susurrados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario